El Niño de Mula

septiembre 28, 2015

El Niño de Mula

Hace años, bastantes... cuando empecé a sentir y querer nuestras tradiciones, visité un pueblecico de nuestra Región, Mula. Allí mis abuelos tenían unos amigos y fuimos a visitarles, yo me vine con un tesore, que aún guardo como si fuera oro puro entre mis pertenencias, era un libro de Fiestas. En el venía una hermosísima estampa del Divino Niño además de otras tantas de la Virgen del Carmen (la que yo decía que era como la "mía". La carmelitana imagen de Mula no lleva Niño Jesús como la de Murcia y de ahí esa cercanía que sentía por Ella) Los años se fueron pasando pero no me olvidava de aquel Niño. Era como yo, pequeñico.

Con motivo del Año Jubilar en el año 2000, gracias a nuestro añorado Don Manuel Ureña, esa bendita imagen vino a Murcia. No me lo podía creer, lo estaba viendo ¡aquí, frente a mi! No se me borra de la mente ese trono lleno de nardos que surcó las calles de San Antolín hasta llegar a la Catedral de Murcia. Desde entonces, hasta hace unos días, no lo había vuelto a ver... por unas y otras circunstancias nunca conseguiamos ir a su Procesión o a sus romerías. Este año por fin lo he conseguido. ¿y saben como? De nuevo he vuelto a ese lugar con mis abuelos, me quedé en medio del trayecto, avancé entre la gente casi corriendo con las cámaras en la mano buscándole. No lograba ver por donde venía, ¿izquierda, derecha? ¡Cuanta gente! Pero de pronto.. lo ví aparecer entre rayos de luz con su manica bendiciendo y saludando. Sentí mucha paz, lo había conseguido. Ya te había visto. No pude evitar emocionarme al tenerte de nuevo frente a mi. Me acordé de aquellos viajes que al principio mencionaba, de ver como el tiempo ha pasado y Tú.. Señor... sigues aquí conmigo y yo, ingidno siervo tuyo... yo... yo contigo.

El camino olía a promesas y devoción, a alábega y pólvora, los hijos del pueblo de Mula y los cientos de romeros llegados de tantos puntos de la Región, acompañaban entre aquellos montes al Niño que volvía a su casa. El Niño de Mula forma parte de ese Rosario de grandes devociones de la Región de Murcia, entre las que se encuentras las vecinas Calasparra (Virgen de la Esperanza) o Caravaca (con la Vera Cruz). No podía concentrarme sin hacerte una foto y volver a emocionarme porque aquello me parecía un regalo maravilloso. Una vez llegados a la Ermita quise traerme un recuerdo para tenerte en casa todos los días... al irme de nuevo a Murcia, te miré y tuve que irme. No podía permanecer en pie sin emocionarme, tengo muchas cosas que agradecerte Señor, y ante tu mirada me siento la mota de polvo más pequeña que hay en el mundo, al lado de tu Luz, de tu Grandeza...

Gracias Divino Niño Jesús del Balate, mi Niño de Mula por permitirme acompañarte en tu vuelta a casa. Nos veremos pronto, cuando Tú quieras