Comienza el Lunes Santo murciano...








El calendario de este 2013 avanza a un ritmo vertiginoso, casi sin darnos cuenta, estantes y penitentes inundarán las calles de nuestras ciudades y barrios. Murcia tenía ayer una cita a la que nadie podía faltar. Amigos y hermanos, un año más arrimaban sus hombros a las tarimas de los tronos del Perdón. Tras unas palabras de su presidente, Diego Avilés Fernández, y una oración al Señor del Perdón, todos partían hacia los bajos de la cofradía en donde se encuentran los 11 tronos.





Abrazos y palmadas en la espalda, miradas complices, un guiño, estaban todos a una, no faltó nadie. El golpe seco del cabo de andas en la tarima, un solo golpe, levantaba el trono del Titular que, aunque sin las imágenes sagradas, emociona su caminar nazareno. Vacío iba también el trono de la Soledad que, desde hace años, fue cedida al culto de la Parroquia y aguarda en la capilla de la Comunión año tras año un nuevo Lunes Santo.


La emoción se reflejaba en cada uno de los estantes y cabos de andas. Eran primerizos en esta cita el trono de Ángeles de la Pasión, estrenado el año pasado y que aguardó la llegada del resto de tronos en la Parroquia de San Antolín.

No quisieron faltar a la cita la Hermandad de la Coronación de Espinas de la Cofradía de la Caridad que escoltaba a su homónima de la Cofradía magenta. El espectacular trono del "Ascendimiento de la Cruz" también estuvo escoltada, en este caso por una representación de su trono y hermandad por su XXV Aniversario.



                              


Después de orar en Getsemaní, una antorcha prendida en alto rompe el silencio del huerto, Jesús es llevado ante Caifás entre burlas y maltrato y nadie le cree cuando dice "Yo soy" Atrás queda su entrada triunfal en Jerusalen... Nadie quiere hacerse cargo de su castigo, ni tan si quiera Pilatos estaba convencido de lo que iba a hacer... Pero todo estaba escrito. Fue azotado y herido, traspasado por nuestras culpas. Derramó su Preciosísima Sangre por nuestra Salvación, y a pesar de todo el dolor sufrido, moribundo en la Cruz, antes de dejar a su Bendita Madre en Soledad se dirigió a su Padre... "Pater dimitte illis"


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